lunes, 31 de enero de 2011

Se cumple un año de la muerte de Tomás Eloy Martinez


"Si cuidás el
lenguaje, la ética viene en consonancia, porque la responsabilidad empieza por la herramienta que manejás". En esa frase, Tomás Eloy Martínez resumió lo elemental del ejercicio periodístico.

Con una vida sesgada por persecuciones, el periodista que supo convertirse en escritor al relatar “de un modo infiel, como sucede con todos los relatos” su obra póstuma, “Santa Evita”, un relato ficcional que busca unificar las dos imágenes antagónicas de Eva Duarte, murió producto de una “larga enfermedad”, eufemismo que abraza o recubre de misterio la fuerza que logró lo que el gobierno de facto buscó al momento de incluirlo las conocidas listas negras: su muerte.

Fue amenazado por la Triple A y, mientras tomaba un café con amigos, fueron alertados de que la Policía llegaría en cualquier momento. Lo buscaban a él. El mismo que se había animado a relatar los sucesos de Trelew –asesinato de 16 miembros de organizaciones armadas peronistas y de izquierda en 1972- desde la portada de la revista Panorama.

Llegaron. Murmullos. Una entrada violenta y un escudo humano que logró ayudarlo a escapar. En la calle, ajetreado por la aventura, el por entonces director del suplemento cultural del diario La Opinión decidió exiliarse en Caracas. Se subió a un taxi y con sus bolsillos vacíos, se dirigió al aeropuerto. Más tarde lo acompañarían su esposa y sus dos hijos.

“Casi toda la historia del país no se ha cerrado. No se ha cerrado el duelo entre civilización y barbarie; la visión del otro representado por los marginales, por los inmigrantes; el duelo entre los que se fueron al exilio y los que se quedaron. Se abren continuamente heridas que no se preveían. Una herida que creo se ha abierto artificialmente es la que deriva de la línea divisora entre los crímenes de lesa humanidad y los crímenes horrendos que prescriben”, explicó en una entrevista concedida al diario La Gaceta en el marco del lanzamiento de “Purgatorio”, la novela en la que relata un exilio en tiempos de botas.

Ya en Venezuela, el periodista que contaba con cartas de recomendación de personajes como Gabriel García Márquez, editó el diario El Nacional y, tiempo más tarde, fundó junto a Rodolfo Terragno, Edgardo Silverkasten y Dolores Valle El Diario de Caracas. Allí, ofició de jefe de redacción hasta 1979.

Sus idas y vueltas lo llevaron a crear un nuevo diario, Siglo XXI, en México y a lideral el suplemento Primer Plano de Página 12. En materia académica, Eloy Martínez dirigió durante muchos años el programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University y asesoró la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por su amigo García Márquez.

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