jueves, 24 de febrero de 2011

44 años años sin Pepe Arias


Es muy probable que la nueva generación de argentinos no lo conozca o tenga bastante desdibujada su personalidad, sólo evocada en nostálgicos ciclos de la televisión por cable o el Museo del Cine.

Pero viendo la importancia de José Pablo Arias,que por medio siglo despertó la sonrisa y la reflexión de millares de espectadores, como excelente actor y a la vez como un agudo observador de la realidad social y política que lo rodeó, es seguro que muchos extrañen su presencia y sus satíricos monólogos en el contexto actual Porque vale como ejemplo echar una mirada retrospectiva hacia la cartelera del teatro Sarmiento,uno de los puntales de la revista criolla en 1932,para darse cuenta de lo relevante de su figura, en un marco que no difiere mayormente al de los tiempos que corren, a juzgar por los títulos estrenados por la compañía Argentina de Grandes Revistas, dirigida por Manuel Romero:"Adelante con los impuestos"; "Mejor están en Shangai"; "Gran remate nacional"; "¿Volverán las oscuras golondrinas?" y, como cierre, "Con Pepe Arias no hay más crisis".

Seguramente las penurias del momento eran muchas y así lo reflejaban los cuadros puestos en escena, como el que mostraba a un Pepe desocupado consiguiendo un empleo de hombre-sandwich, con publicidad en sus carteles, perseguido por varias personas que querían deglutírselo en plena calle.

Pero lo que es seguro por lo menos por unas horas, que su humor catártico libraba de las pálidas cotidianas, a sus "queridos filipipones", como solía denominar a sus fieles seguidores de la platea.

Allá en al Abasto

Nacido frente al ex Mercado de Abasto, el 16 de enero de l900, se formó al lado de nombres fundacionales del teatro nacional, como Luis Arata y Enrique Da Rosas, manejando a la perfección todos los recursos inherentes al sainete y al grotesco con un rostro extremadamente maquillado.

Conoció la gloria de obtener el Premio Municipal como mejor actor dramático por su actuación en "Ovidio",de Laurent Doillet,en el prestigioso Teatro Odeón,en 1942 y también un pasajero fracaso con "Jerónimo y su almohada", la obra de Enrique Larreta que no marchó con su estilo.

Fue pionero del cine sonoro y filmó 24 películas, incluyendo las brillantes "Kilómetro 111"(1938), de Mario Soffici y "Fantasmas en Buenos Aires"(1943), de Enrique Santos Discépolo, hasta la póstuma "La señora del intendente"(1967), de Armando Bó, donde lució desganado al lado de Isabel Sarli.

En radio triunfó con personajes hechos a su medida como Don Vistobueno Ciruela,el maestro de una escuelita radial donde surgió como discípulo en la ficción Tato Bores, posteriormente gran monoloquista político como su mentor, pero con un discurso vertiginoso, antagónico al pausado y casi cansino de Pepe.

Alejado de la televisión, a la que consideró "una hoguera espantosa que quema con la rapidez del rayo", fue astro indiscutido de las revistas del Maipo y El Nacional por largos períodos y fue prohibido entre 1952 y 1955, por la Subsecretaría de Prensa y Difusión del gobierno peronista, cuando no se lo veía con buenos ojos.

Poco tiempo después, Pepe descubrió Pinamar y fue un amor a primera vista. Allí pasó parte de sus últimos años, en paz y quietud, junto a su compañera Petra, en su casa de la calle Burriquetas.

Aunque no se hubiera imaginado que su paraíso costero se convertiría en el sitio trágico de muerte y espanto del presente, con su vasto conocimiento del tema y su particular sensibilidad, le llegó a comentar amargamente a Petra que "Se vienen tiempos muy duros y tristes en la Argentina. Suerte que yo no voy a estar vivo para presenciarlos...".

En verdad, toda una premonición.

sábado, 19 de febrero de 2011

Juan Carlos Dual: "Alguna vez se me ha escapado el ego"


Más de una vez entró como quien sale. Su relato —que no es más que su vida en palabras— está poblado de perlitas en las que cada vez que escapaba de, sin rumbo fijo, llegaba a. Una de las perlas, a las que ni siquiera el paso del tiempo les quitó brillo, da cuenta del día en el que, huyendo de la Policía, Juan Carlos Dual se topó, literalmente, con la puerta que le marcó su destino. No la desgrana sobre la mesa del bar como "la anécdota"... la suelta como una más de las muchas que sabe contar. Sin embargo, a medida que la reconstruye, sobre los pilares de su memoria emotiva, la escena invita a un párrafo aparte.

"De pibe yo jugaba a la pelota con unos amigos en una cortada de Barracas que ya no existe. Era un lugar con trampa, porque como los vecinos se quejaban, te entraban patrulleros por los dos lados y quedábamos encerrados. Y después tenía que ir tu viejo a sacarte de la comisaría. Un día apareció el autito y no sé cómo zafé del brazo del policía y empecé a correr como loco. Corría sin mirar hacia dónde iba... De golpe vi una puerta abierta de una casa y me mandé. Subí la escalera y me topé con una cantidad impresionante de libros. Apareció un señor que me dijo si estaba perdido. ¿Dónde estoy?, le pregunté. En la Biblioteca Popular de Barracas, me contestó. Y luego me propuso que dos veces por semana, en vez de jugar al fútbol, fuera a leer, que había cosas interesantes. Y así me hizo conocer la novelística inglesa, la española, la literatura rusa. Era un viejo socialista divino que me abrió un mundo", reconoce ahora, a modo de tributo merecido.

Pero ese refugio no fue testigo sólo de esa huída: "Ahí también funcionaba un taller de teatro y me anoté. Como mi viejo decía que eso era cosa de maricones, no me dejaba participar. Entonces pedí cambiarme el nombre, porque si aparecía López, que es mi verdadero apellido, en el anuncio de las obras que hacíamos, mi papá me mataba. ¿Y cómo te querés llamar. Y, mirá qué curioso, yo, que ahora tengo una buena dicción, cargo con un apellido distorsionado por mi mala vocalización de entonces: vi una firma pintada en la pared y dije Duvall. Entonces el tipo anotó Dual. Y quedó para siempre".

Por aquellos años de enfrentamientos con su padre —"peleábamos mucho, pero lo respetaba y con el tiempo aprendí a entenderlo"—, el cine le oficiaba de disparador de sus fantasías. Películas como Por quién doblan las campanas o El halcón maltés lo invitaban a soñar con ser actor. Pero antes de abrigar su vocación tuvo que "salir a ganar el mango. A los 14 años entré a trabajar en el correo, primero como mensajero y después en mesa de entradas. Y en un momento tenía apiladas más obras de teatro que expedientes". Se anotó en el ISER, pulió la gravedad de esa voz que envuelve, y se dejó iluminar por las penumbras del teatro independiente, en tiempos "en los que hacíamos obras de Oscar Wilde, Bernard Shaw... el teatro comercial nos parecía de otro nivel. Tenía una soberbia moderada, que por suerte se aplacó. Alguna vez se me ha escapado el ego, pero hasta ahí nomás. Detesto las desubicaciones".
Muchacho guapo, en los 60 su ego esquivaba las tentaciones como podía: fue modelo publicitario, productor y actor de fotonovelas en Anahí, creaba cortos, tuvo su propia productora y un día lo llamó Nené Cascallar para incorporarlo a El amor tiene cara de mujer: "Para mí ella era el zar de las telenovelas. Me dijo Tengo interés en su aspecto, en cómo habla, cómo matiza. Lo voy a poner a competir con Norberto Suárez, en medio de su romance con Evangelina Salazar. El público lo va a odiar, pero si usted es actor sabrá salir a flote. Y después me llevó a Cuatro hombres para Eva".
Por esos días, también fue elegido para el Teleteatro Palmolive del aire y cuando iba por la segunda temporada lo convocaron para tapar un bache: "Iban a hacer una novela con un actor que debía venir de España y como no vino echaron mano a esta historia a ver qué pasaba. Eramos Nora Cárpena, Silvia Montanari y yo. El título era Me llamo Julián, te quiero y la pegamos de tal manera que te diría que fue un fenómeno más explosivo que el de Rosa de lejos", en la que interpretó al inolvidable maestro.
Protagonista de Cash, la obra de José María Muscari que hoy se estrena en el Maipo, comparte que a veces "hablo conmigo y me digo... bah, le digo a Dual que ha tenido suerte, porque fue López el que se sacrificó y estudió para que él construyera este cartel. Y entonces le pido a López que lo llame al orden cuando algo lo confunde".
¿Y quién gana?
Siempre gana López.

Marcos Zucker


Le gustaba decir que había nacido actor y que difícilmente iba a retirarse sin cumplir sus sueños más anhelados sobre un escenario. Por eso, la vida de Marcos Zucker se identifica completamente, de comienzo a fin, con el oficio que eligió de adolescente, tras crecer en un hogar que invitaba a abrazar la vocación por el arte.

Zucker había nacido , el 15 de febrero de 1921, en la cortada Zelaya, entre Jean Jaurés y Anchorena, en pleno barrio del Abasto. Cada vez que en los últimos años se evocaba su extensa trayectoria o era entrevistado para hablar de su vida como artista, el hombre de gesto tierno, ojos entornados, frente generosa y cabello rizado recordaba con una sonrisa que su debut fue a los 6 años, integrando la compañía infantil de Angelina Pagano, que bautizó al pequeño Marcos como "el pibe Garufa", porque ése era el tango que cantaba sobre las tablas junto a sus precoces compañeros.

Muchos años después, Zucker identificaría a Pagano y al mismísimo Carlos Gardel como sus padrinos artísticos. "Muchas veces Gardel me dio chirolas", recordaba orgulloso mientras hablaba de cómo vivía en un hogar de nueve hermanos, todos ellos predispuestos para el canto.

La explicación estaba en una simple cuestión hereditaria, ya que el padre de Zucker, sastre de oficio, se lucía entonando temas litúrgicos en las sinagogas. De hecho, uno de sus hermanos, con el nombre artístico de Roberto Beltrán, fue uno de los primeros cantores de la orquesta típica de Osvaldo Pugliese.

Pero el perfil artístico de Zucker, que eligió ser actor en vez de cantante, llegó por parte de madre, un ama de casa que moldeó a la futura estrella del cine, del teatro y de la televisión en su característica más saliente: una enorme emotividad que parecía salir de lo más profundo de su ser. "Es que en mi hogar –se justificaba– se vivía con la lágrima a flor de piel. Hasta las alegrías se lloraban."

Tal vez por eso, toda la carrera de Zucker puede sintetizarse en la mueca amarga y de profunda pena que acompañaba a aquel payaso que supo pasear por los escenarios –sobre todo televisivos– en los últimos años. Y no por casualidad reconoció que el corolario de su carrera fue la recreación de la vida del gran payaso Frank Brown, que llevó al teatro en 1979, cuando ya llevaba sobre sus espaldas más de 200 obras.

Pero el actor que más que inclinarse hacia temas u obras determinadas prefería trabajar su vocación sobre los personajes quedó sobre todo identificado por sus personajes cómicos, especialmente los que paseó por televisión en algunos de los programas más representativos de la comicidad en la historia de la pantalla chica: "Operación Ja Ja", "La tuerca" y "El chupete", donde cada lunes le preguntaba a Alberto Olmedo, con su inconfundible acento judío, si estaba dispuesto "a hacer un pequeño sacrificio".

A partir de ese reconocimiento masivo que surgía de la TV (medio al que llegó para quedarse en 1952, con "¡Qué familia!"), Zucker se ganó una identificación como actor cómico, que ratificó en buena parte de las 64 películas en las que participó: su debut en la pantalla grande fue en 1938, con "El casamiento de Chichilo" y cerró esa trayectoria con dos películas independientes: "Gallito ciego", y "No sabe/No contesta".

Pero, por sobre todo, supo lucir en el teatro esa rara combinación entre temperamento, picardía, simpatía, ternura y aplomo que iba de la más sobria expresividad hasta el gesto más conmovedor y sensible. Debutó como actor siendo un niño en "Rosa de oro", de Arturo Capdevila; trabajó junto a Luis Arata cuando tenía 14 años y también se formó junto a Florencio Parravicini y Pierina Dealessi, en un ascendente recorrido escénico que lo llevó a encabezar, en 1955, su propia compañía de comedias en el desaparecido teatro Variedades.

Y aunque su presencia fue por muchos años casi infaltable en las comedias de vodevil más exitosas que se representaban en las salas porteñas o en las temporadas veraniegas marplatenses, Zucker siempre prefería incursionar en terrenos más arriesgados, siguiendo el camino de sus admirados Jacobo Ben-Ami, Louis Jouvet, Ermete Zaccone y Jean-Louis Barrault, que llegó a dirigirlo en "La alondra" , junto a Luisa Vehil.

Prefería, por eso, representar piezas dramáticas, sobre todo porque exigía al espectador un mayor esfuerzo de atención y compromiso. "Quizás –explicaba– porque se le teme a la verdad." Desde que integró, en 1950, el elenco de "La muerte de un viajante", con Narciso Ibáñez Menta al frente, soñó con interpretar algún día el papel de Willy Loman. Y agregaba que lo último que le gustaría interpretar era "Rinoceronte", de Ionesco, obra que definía como "mi mayor ambición sobre un escenario".

Pero sobre todo Marcos Zucker quedará como un actor de gesto entrañable, capaz de entregar sin artificios la más profunda de sus emociones. Lo hacía con un gesto melancólico y doliente, al que se sumó desde 1977 la carga de una pérdida irreparable: la desaparición de su hijo Roberto, por entonces de 23 años.

sábado, 12 de febrero de 2011

OLINDA BOZAN


Olinda Bozán (21 de junio de 1894, Santa Fe, Argentina - 8 de febrero de 1977, Buenos Aires, Argentina), fue una famosa actriz argentina de comedia y revistas

Nacida en la ciudad de Rosario, desde muy pequeña se inició en el Circo Anselmi junto a sus padres.

Luego desarrolló su formación teatral con los hermanos Podestá (Pablo y José), y a los 14 años contrajo matrimonio con Pablo Podestá, quien también fue cantor, escultor, acróbata y pintor y era 19 años mayor que Bozán.

Considerada una de las mejores comediantes del cine argentino durante el siglo XX, en 1915 inició su carrera cinematográfica con el filme mudo Bajo el sol de la pampa, de Alberto Traversa, el cual se estrenó recién en 1917, dos años después. En total, realizó seis apariciones en el cine mudo, de las cuales se posee poca información prácticamente.

Participó en todos los medios gracias a su gracia natural, convirtiéndose en una de las actrices cómicas más relevantes de la Argentina. Participó en el elenco de Florencio Parravicini a quien acompañó durante cuatro años en el Teatro Argentino con Caras y Caretas.

En 1931 tuvo un breve rol en Luces de Buenos Aires, la primera película que el cantor Carlos Gardel hace para los Studios Paramount, de Francia.

Su primer trabajo relevante en el período sonoro llegó con Ídolos de la radio (1934), bajo las órdenes de Eduardo Morera para la empresa Río de la Plata. El título abarcaba el género musical, teniendo variados exponentes del tango como Ada Falcón, Tito Lusiardo, Tita Merello y Francisco Canaro.

Tras encarnar a Ruperta en El favorito (1935), al año siguiente fue convocada en dos oportunidades, llegando a rodar La canción de la Ribera, con Ada Cornaro, y Radio Bar, un drama guionado y dirigido por Manuel Romero.

Desde finales de la década del `30 fue encasillada en labores cómicos, pero simultáneamente acompañó a Luisa Vehil en Así es el tango (1937), basada en un sainete homónimo de Florencio Chiarello.

Participó en 75 películas, entre ellas se encuentran Ídolos de la radio, Así es el tango, Ceniza al viento, Mi suegra es una fiera y la parodia de época Lucrecia Borgia de 1947. De su extensa filmografía se destaca su papel en Ceniza al viento de Luis Saslavsky. Además, formó equipo con Luis Sandrini[4] en éxitos como La casa de los millones y La danza de la fortuna. Además formó éxitos en teatro con Pepita Muñoz y Pierina Dealessi. Compartió cartel con relevantes actores de su época como Delia Garcés, Lolita Torres, Francisco Alvarez o Ernesto Bianco.

En 1960 fue convocada para componer uno de sus primeros roles en televisión: Felipe, serie integrada por Luis Sandrini y Luis Arata. Tras un pequeño lapso sin actividad artística, en 1965 regresó al medio con ayuda de Fernando Ayala, quien la convocó para secundar a Mecha Ortiz en Show Standart Electric, popular programa emitido por Canal 11 que alcanzó altos picos de rating. A partir de esta década comenzó a incursionar en comedias de distintos tonos, solo que en roles adecuados a su edad. De su extensa trayectoria teatral, se pude mencionar a su vez sus participaciones en ¡Aquí está la vieja ola...y esta vez no viene sola! (1961), con Enrique Dumas, Juancito de la Ribera (1960), en el Teatro Astral, Yo llevo el tango en el alma (1964), de Antonio Prat, y Belucha se casa.

En 1966 secundó a Beatriz Bonnet en Villa Delicia y años después, se la pudo apreciar en Necesito una madre, de Fernando Siro, Hotel Alojamiento, para el sello Aries, La cigarra está que arde, con Osvaldo Miranda, y ¡Viva la vida!, de Enrique Carreras con cuadros musicales de Violeta Rivas. Por su parte, se valoran sus personajes Remedios (de Coche cama, alojamiento - 1968), Nicasia (de En mi casa mando yo - 1968) y Rosa Fernández (de El novicio rebelde - 1968). Pero su mayor éxito fue Las locas del conventillo, popular sainete estrenado primeramente en 1925 que fue llevado al cine en esta ocasión en 1966.

Bajo las órdenes de Daniel Tinayre, en 1965 compartió cartel con Duilio Marzio y Malvina Pastorino en El proceso de Mary Duggan, con autoría de Bayard Veiller. En 1968 encabezó con María Concepción César en el Teatro Blanca Podestá La decente, de Miguel Mihura y en 1972 Los ángeles de Vía Véneto en el Teatro Cómico con Mabel Manzotti. Dirigida por Alejandro Doria, a fines de los `60 trabajó en una divertida comedia titulada Los amorosos, que reunía a María Vaner y Enzo Viena en el elenco. En 1970 fue convocada para interpretar a la madre de Sandro (Roberto Sánchez) en la película Muchacho, que tuvo mucho éxito e incluso, se intercaló el género musical.

Durante sus últimos años, su carrera estuvo ligada mayormente al prestigioso director Enrique Carreras, quien la contrató con asiduidad para filmes como La familia hippie (1971), con guiones de Abel Santa Cruz, Había una vez un circo (1972), del cual surgió un popular tema musical compuesto por Gaby, Fofó y Miliki, Los padrinos (1973), para Argentina Sono Film, No ser débil con la vida, escrita por Ulises Petit de Murat y César Tiempo, etc. Sin embargo, se relacionó laboralmente con Leo Fleider, Hugo Moser y José A. Martínez Suárez. En aquellas épocas fue contratada para incursionar en En vivo y al desnudo, reencontrándose con Tita Merello, con quien había padecido un fuerte enfrentamiento cuatro décadas antes.

Basada en una obra teatral homónima de Camilo Darthés, en 1977 se estrenó Los chicos crecen, después de dos años de haberla filmado.

Falleció sorpresivamente a la edad de 82 años el 8 de febrero de 1977 en Buenos Aires, luego de terminar la filmación del drama Las locas, por el cual muchos integrantes fueron galardonados. Esta película se estrenó después de su deceso y fue dedicada a su memoria.[5] Su muerte pasó tan desapercibida, que hasta hoy en día es muy difícil averiguar la causa exacta. Poco tiempo después, el Museo del Cine le dedicó el ciclo Olinda y las risas, en homenaje a la actriz.

Estuvo casada con Pablo Podestá, y luego con el actor Oscar Valicelli hasta los años `30. Fue prima de Haydée, Elena y de la legendaria Sofía Bozán; tía de Blanca Podestá; y cuñada de José y María Esther Podestá.

JUAN CARLOS THORRY


Es que mencionar a Juan Carlos Thorry (o José Antonio Torrongueti, como figura en su partida de nacimiento), es dar cuenta de la historia del espectáculo argentino.

Nacido en 1908 en Coronel Pringles, Thorry fue una de las figuras centrales de la radio que animaba Niní Marshall; de la primera televisión, que lo rescató en 1994 para que ejerciera de abuelo en Aprender a volar; del cine de los años cuarenta, junto a Mirtha Lengrand; del teatro que lo contó en sus filas hasta (casi) último momento: como profesor en su casa de San Antonio de Padua y como cultor de las comedias familiares.

Sólo un Parkinson que lo afectaba desde hacía tres años lo separó de las clases que daba desde 1985 junto a su séptima mujer, Alma Vélez.

El teatro es la verdad, todos los demás son productos de laboratorio, decía para definir su género preferido. Un género que, también, fue el primero.

Yo solía ir con mis amigos a la Richmond porque ahí se reunía todo el elenco del Maipo. Un día viene Enrique Santos Discépolo y nos dice: Muchachos, voy a estrenar una obra mía en el Monumental y quiero que actúen ustedes. Y bueno, ahí fuimos, contaba cuando trataba de rearmar los orígenes, la década del treinta.

Desde entonces, la popularidad no lo abandonó nunca. Y las mujeres tampoco. Hijo de padres que se separaron y lo abandonaron cuando él tenía 4 años, tuvo que suplir el amor que no le dieron sus padres con el cuidado que le prodigaron sus cinco tías solteras.

Es que a su padre lo volvió a ver recién 10 años después; y a su madre la creyó muerta hasta que tuvo 40 años.Durante años me mintieron. Yo tenía 40 años y conducía Grandes Valores del Tango. Un día llega una señora muy viejita y me dice: Vengo de parte de su madre, que está en Mendoza.

La saqué corriendo. Pero mi primo, que era mi abogado, me terminó confesando que era cierto. Entonces, viajé a Mendoza donde la conocí. Mi madre se llamaba Rosita Kappa y cuando abrió la puerta sólo dijo: Soy tu madre y me abrazó.

Fue muy extraño. Porque, a pesar de verla seguido, nunca pude sentirla como mi mamá, confesó años más tarde.La falta de amor materno la compensó en matrimonios: tuvo seis esposas antes de que llegara la última, Alma: María Elisa Spoti, María Zubarriain (hermana de Olga Zubarry), Analía Gadé (con quien vivió 7 años en España), Susana Dasso, Regina Fernández y Dinka.

Su fama de mujeriego y su éxito como actor lo llevaron a ser el preferido de todos los hogares por décadas: el hombre que cada madre quería para su hija y para ella también.Desde joven, fue una especie de bon vivant.

Y ya en 1935 tenía un auto para pasear de día y otro para pasear de noche. Fui un niño bien, pretencioso y engrupido, como dice el tango, de esos que se daban dique manejando una voiturée convertible por el centro, de los jovencitos que frecuentaban el cabaret. Jugador de rugby en CUBA, ex alumno del Colegio San José, el entonces joven Thorry sufrió un accidente que lo dejó estéril a los 18 años. Nunca me preocupó.

Incluso, en una época era un buen recurso para conquistar a algunas mujeres, decía sin pizca de aire trágico. Evidentemente lo suyo era la comedia. Y ese espíritu hizo que la fortuna llamara otra vez: el hijo de su última mujer, Marcelo Gallo, fue el médico que lo quiso como un padre y que lo atendió hasta el fin.

Ni el abandono de sus padres, ni los engaños de sus tías, ni la temprana esterilidad pudieron con su ánimo.

La falta de sentido trágico lo asemejaba en mucho con su personaje más famoso, Cándido Pérez. Una candidez que estaba muy lejana de la ironía metafísica de Macedonio Fernández. Sin embargo, cierta pizca macedoniana habitaba sus palabras cuando debía hablar del final: No me gusta ir a los velorios. Si pudiera, tampoco iría al mío. Ojalá le hubiera sido posible.

viernes, 4 de febrero de 2011

Pepe Iglesias :El Zorro

Nacimiento 7 de febrero de 1915 - Incorporacion a Radio El Mundo:1937)

Según datos que dan revistas especializadas y reportajes grabados a él mismo, Pepe descendía de inmigrantes humildes que se establecieron en Buenos Aires.- "...Pero de aquel conventillo de la calle Sarmiento [2169] en el que vivía con su mamá..." puede leerse en una nota al actor (Clarín Revista: domingo de 1987,por Any Ventura.). -

Luego de un fragmento de película en el que recita una estrofa imitando a un español (Del programa dedicado a un raconto de su vida que produjera Clara Sapettini para ATC, "Historias con aplausos", realizado en 1989 y transmitido en enero de 1990 y el 21 de marzo de 1991, con motivo de su fallecimiento.) , Iglesias hace referencia a su ascendencia gallega[...]

"Pues sí, por los cuatro costados; mis abuelos maternos, paternos, todos todos eran gallegos...Todos gallegos de Galicia... Toda mi familia era gallega: mis abuelos, mis bisabuelos, mis tatarabuelos, mis...¡Qué se yo!.

"Doña Manuela Sánchez, mi madre, y don José Iglesias, mi (Del ciclo Los Grandes conducido por Antonio Carrizo, en ATC,el 07/05/85, 22 hs.) padre -fallecidos los dos-, eran del mismo pueblo, del mismo Santia...eeeeh, ¿cómo se llamaba? eeeh...Monforte de Lemos y la Aldea Escairó. Y mi viejo - de acuerdo a los comentarios que yo recibía- era un tipo que tenía un carácter extraordinario." [...]

" Se casaron acá. Se conocieron mi madre y mi padre en España, y se casaron acá. Los dos jóvenes se casaron acá en Buenos Aires." [...]

"Vinieron a trabajar, como venían todos en aquel entonces... [...]

" Yo soy hijo único. [...] Porteño. Nací en la calle Sarmiento y Callao [cambia de voz y canta imitando a un cantor de tangos] _ Al 'lao'de "El tropezón" _." (Risas) .

[...]"¡Mi infancia fue una infancia divina! Una infancia tranquila, llena de alegría, me me me encantaba escuchar la radio! [...] Aquel que hacía una voz que me gustaba le hacía la voz. [...]: Yo nací en esto.

Su interlocutor - Antonio Carrizo- acotó: "Eras del "trocen", un porteño del centro", a lo que Pepe respondió entusiasta: "¡Pero cómo! ¡Sarmiento y Callao, imaginate!" De acuerdo con sus relatos es posible que sus padres vinieran con la tercera inmigración, en 1914. " A mi padre no lo llegué a conocer, desgraciadamente, no lo (Continúa el relato del programa "Historias con aplausos".) conocí; murió cuando yo era un niñito, recién nacido. Así que no me queda nada de él; no tuve la dicha, enorme de besar un padre, o de jugar con él, así que, no sé. [...] Y mi vieja sí; mi vieja murió hace poco también, hará unos dos años (De acuerdo con el reportaje extraído del ciclo de 1985, haría más años.)...Y...con mi madre ... mi madre cantaba muy bien. Mi madre entonaba muy bien las cosas; yo salgo mucho a mi madre en cuanto a las voces, así; porque ella también hacía voces, le gustaba mucho hacer voces. Cuando yo terminaba mi programa de radio siempre la llamaba "Y ¿qué tal mamá?" [Con voz de mujer gallega] "¡Ay, hijito, estuviste muy bien, muy bien!" . Siempre fue gallega; siempre tenía el acento gallego, nunca se lo sacó, nunca se lo sacó de encima."

Daba a entender que sus gracias las heredó de su padre (Del ciclo "Los Grandes")

"¡Callate que se pasó de revoluciones mi viejo!. Me contaban que en el pueblo de él, era un tipo... era un busca, ¡era tremendo las cosas que hacía! Pintaba los burros...-¡ah! cuando están medio achacados los burros, medio...ese color verdolaga que tienen que se caen a pedazos- los pintaba con

cal, los hacía blancos, los vendía en la feria, los vendía como nuevos. Ahora, que no le tocaran el burro, que no le pasaran el dedo porque no se los permitía..."(Risas)

Lo que no sabemos aún- o tal vez nunca- las actividades de sus padres, pero sí que ocupaban o bien el segundo lugar de la clasificación ensayada por Pérez Amuchástegui: " 'LLamados'. Estos inmigrantes llegaban aquí por expreso interés de pobladores o comerciantes ya instalados[...] Claro está que no todos los 'llamados' tenían la misma suerte, sobre todo en los comienzos, a veces durísimos" (Pérez Amuchástegui: 388-389). O bien podrían pertenecer a la tercera categoría: "Artífices, jornaleros y profesionales[...] Nada de eso había aquí y hubo que traer todo de Europa para las nececidades emergentes del tendido de los ferrocarriles, las instalaciones de obras sanitarias, la construcción del puerto de Buenos Aires, los caminos, el telégrafo, los edificios y demás obras públicas..." (Idem: 390). Si bien hasta 1930 prevalecería, en el plano económico, el "Modelo Agro Exportador(MAE)[...] [la actividad industrial][...] creció también rápidamente en la medida que crecía la actividad agropecuaria, la población y los saldos de la Balanza Comercial permitieron tecnificarla" (Ferrucci:15). "Según Díaz Alejandro, la inmigración neta recibida por el país entre 1857 y 1930 puede estimarse en 3.376.000. El 78% estaba compuesta por españoles e italianos" (Idem:14).

La inmigración fue causa de una galería de tipos humanos, de idiosincracias, de hablas y acentos diversos que inspirarían al cómico para crear varios de sus sonoros personajes. (Como también lo fueran para una contemporánea suya que lo sobrevive: Niní Marshall.)

Pepe recordaba su inclinación natural para las imitaciones (De "Historias con aplausos"):

" Y... eso me nació así espontáneamente...escuchaba mucho radio yo en aquel entonces...eh... en aquellos años mozos; y entonces este... me gustaba mucho remedar [sigue con acento español], como dicen en España, REMEDAR; me gustaba imitar al que oía. Entonces trataba de hablar igual que él y por ahi llegaba un momento que hablábamos los dos igual, ¿te das cuenta?."

[...] Eso era en mi casa, claro. [...] Y mi mamá decía "Y, estás loco" [Risas]. Mi vieja decía

[imita a una gallega]"Oye, estás loco nene, déjate, déjate, déjate de decir esas cosas, que estás loco". [...]" Me acuerdo que ...bueno, en realidad todo empezó en el colegio, cuando estaba en el colegio primario; y ahí empezó, en realidad lo de "Pepe Iglesias, el Zorro". Porque cuando venía la fiestita de fin de año, elegían siempre un candidato, un tipo que decía:"Bueno, este va a decir el versito de fin de año"; y entonces estéee, me elegían a mí. Y cambié, nos mudamos de casa en cuatro oportunidades, entonces cambié cuatro colegios; y en los otros que cambiaba siempre me elegían a mí. Entonces decía que para eso se había corrido la voz de que yo era un tipo muy gracioso." Con respecto a su sobrenombre, recordaba: "El maestro Trullá 'Eh... vos lo que sos, sos un zorro' De ahí vino el asunto de 'Pepe Iglesias, el Zorro'. Y como los chicos son muy repetidores de dichos y de términos, entonces estéee, lo del 'Zorro' fuimos pasando de grado en grado, como era el mismo colegio, un año del otro y otro, después en otro colegio dos o tres años, me quedó lo de 'Zorro' en forma normal".

En una nota periodística (Revista TV GUIA, julio de 1973) hay más aclaraciones al respecto. "Cabezón" lo apodaban al maestro que él cita, quien le decía que era un 'zorro' por sortear las dificultades de las lecciones hábilmente con su verborragia y gracia características.

"La risa es una terapia única. Pero fue en 1932 cuando me estimularon para que tentara suerte en un escenario. Ocurrió que habíamos organizado una reunión bailable en los salones de Gimnasia y Esgrima. Era carnaval. Vi el escenario vacío; subí y con un peine y un papelito toqué algunas melodías conocidas, también conté algunos chistes que tuvieron gran aceptación...así empezó todo." (Clarín 03/08/1988)

Por 1933 tenía una troupe estudiantil en el Teatro Opera, donde un empresario lo descubrió.

"Estaba trabajando en la Victor X. Ray Corporation, esa es una anécdota linda [...] en la otra cuadra de Radio El Mundo [...] Vendía aparatos gigantes para sanatorios; entonces un día yo estaba tan aburrido, tan aburrido, que no sabía qué hacer. Entonces se me ocurrió la feliz -mirá lo que te digo- (A Antonio Carrizo, en el programa Los Grandes) la feliz idea de sacar el cartón del precio a aparatos de rayos x ¡qué sé yo! que en ese entonces valía ¡3600 $! que eran como 300 mil millones de ahora, fijate año 1936 (Aunque en una nota de Clarín (03/08/1988) dice año 1933, que es el más probable.). Entonces me metí en la vidriera,'caché'el cartel, 3600 $ y señalaba con el dedo el aparato que se vendía. Y en ese momento entra Mr. Brian J. Dump, el gerente general de la General Electric, y me ve a mí en la vidriera, casi se murió el 'inglé' ahí, y entonces me llama para su oficina y dice (imita a un inglés hablando en castellano) '¿Quiere hacer el favor de venir a mi ofecina?', voy a la oficina y me dice 'Ah, le felicito, muy bonito, muy bien, eh, linda propaganda, sobre todo para una casa como ésta, y sobre todo para esta clase de aparatos, bonito hacerse el maniquí así. Usted va a ser un buen artista'. Buen, te corto: me despidieron. En el año 1950 estoy trabajando en Nueva York, y en una función me mandan una trajeta después del espectáculo: Brian J. Dump; el mismo director que me venía a ver en el teatro y entonces '¿No le dije? Fui profético. ¿Vio cómo Ud. iba a ser un gran artista?' Y así empezó mi actividad". (Del ciclo "Los Grandes".)

[...] "Y en la radio llegué dando una prueba, porque Radio 'El Mundo'...¡Dios me libre! ¡La 'catedral de la radio' en aquel entonces! Año 1930 y...sseis [...].(Lo llevó Pablo Osvaldo Valle, en 1935, según sus propias palabras en el Clarín del 05/08/1988.) Llego con mi ilusión, con mi librito, porque había pedido yo turno para una prueba [...] Entonces, estéee, pido mi turno, me lo conceden. Yo era el décimo de los diez que íbamos. Entonces salía Burlengui, ¿te acordás?, un veedor de botón; estéee, decía: 'A ver, Nº1, tal'. Entonces venía al estudio y por el aparato, por los altavoces decía: 'Ya se le va a comunicar por carta cualquier novedad [...] Yo fui el último. Entonces, cuando terminé, no dijo por el aparatito, por el altavoz...Vino 'Dijo el señor Valle que suba [...] Y estaba haciendo la imitación de Ochoa yo, y estaba Ochoa escuchando el progama con él y le dice:[hablaba como Ochoa] 'Pero ¿quién es este tío que está hablando como yo? pero ¿quién es?'. Entonces subo, me presento [...] entonces me dijo textualmente, algo que no me lo olvido en mi vida: 'Pibe: yo no sé dónde te voy a meter, pero vos de esta casa no te movés más'. Entonces me metió, para familiarizarme con los micrófonos, en los elencos de radioteatro que en aquel entonces eran el 'boom'[...]

Hizo, incluso, algunos papeles junto a Niní Marshall.

Debutó oficialmente el 1º de mayo de 1937 en Radio El Mundo; la audición era auspiciada por Cafiaspirina, y se llamaba El murmullo del éter. Muchos afirmaban que era el continuador de Tomás Simari, el hombre de las mil voces, y al poco tiempo esa denominación también la recibió Pepe. Las revistas especializadas editaban notas sobre este suceso radial, virtualmente en todos los números del año '37; tal el caso de Sintonía, que días antes de la primera aparición del cómico en Radio El Mundo, le dedicó una de sus páginas con felices augurios que se cumplirían en brevísimo lapso.

Las imitaciones que hacía de Luis Sandrini, Niní Marshall -quien estaba por entonces en la misma radio-, Rosita Quiroga, Pepe Arias, Ortiz Tirado, Lili Pons... muchos más. Decía la prensa especializada, que tales imitaciones eran perfectas, al punto de que en más de una oportunidad empleaba su habilidad para bromas telefónicas que surtían efecto perfectamente. Pronto comenzó, además, a crear personajes. el primero fue La Porotita (una niña) le siguieron, Jesús y Curra (una pareja de gallegos que hablaban por teléfono), el Comandante Caruso (inspirado en un "lobo de mar" de la Vuelta de Rocha, en el barrio de La Boca), El Pebe, Fernández, y un número muy importante. Recordaba, en sus últimos años, que una vez llegó a hacer treinta y siete voces diferentes en una misma audición.

Es sabido que la radio era el centro de tertulia familiar. Los testimonios recogidos afirman que la familia en pleno se reunía los martes, jueves y domingos por la noche, para escuchar al "Zorro". Nadie quedaba por las calles, y hasta los empresarios de espectáculos llegaron a quejarse, porque en esos días disminuía notablemente el público en los teatros y cines. La prensa define así esta situación:

"El aparato de radio establecía la temperatura familiar en cada casa, porque a su lado se arracimaban los padres y los hijos, en la distensión compartida, la unidad hogareña. Ese humor transparente, de tramite sencillo, ajeno a cualquier vulgaridad y a años luz de la menor grosería, tenía mucho que ver con la fisonomía simple del barrio, con el sabor de lo cotidiano.

La radio unía a las personas casi de una manera protectora y El Zorro era algo así como el gran maestro de ceremonias que las convocaba. Claro, eran otros tiempos, otro estilo humorístico y otro país. Lo cierto es que el intérprete jamás se desligó de esos códigos de vida y artísticos, absolutamente identificado con los días de una década del '40 (en la que brilló con intensidad) que ahora nos suena tan lejana" (Rafael Granados, Clarín (Espectáculos), nota acerca de su fallecimiento, 05/03/1991, pp. 2 y 3.)

Por esta época, también recorrió varias provincias del país.

Algunas fotografías que tomé en la colección de Sintonía, muestran a Iglesias ejecutando instrumentos, en actitud graciosa, más bien bromeando con ellos; pero este detalle va confirmando que en su humor -virtualmente basado en lo sonoro- la música desempeñaría un rol importantísimo. Gozaba de un sentido rítmico extraordinario, y muchas veces improvisaba acompañamientos con elementos cualesquiera, como una cajita de fósforos, por ejemplo.

En 1938 filmó su primera película, Dos amigos y un amor, bajo la dirección de Lucas Demare, de la cual una vez recordó orgulloso (Del ciclo Los Grandes):

"En esa película canté un tango con Canaro, se llamaba 'Hay que aclarar', y a raíz de eso me llevó de gira por el Uruguay [...] Así que ¡se puede decir que fui cantor de Canaro!"

A los pocos meses siguió 24 horas en libertad, también de Demare.

(De la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, República Argentina )

1945-1952: Su época de oro


Es por esta época donde comenzaron a aparecer sus canciones que circularían por todo el país con gran éxito, destacándose Esmeralda, rascame la espalda y Salí al balcón, por las cuales muchos recuerdan hoy a este cómico-músico, aún más que por sus actuaciones cinematográficas, como así también por sus silbidos, que merecen atención aparte. Salí al balcón fue compuesta por él junto a Víctor Schlichter -con cuya orquesta grabaría- y al montevideano Arturo García Nuñez (Wimpi) quien comenzó a escribirle los libretos cuando hacia 1949 "El Zorro" pasó a actuar en Radio Belgrano, y continuó siendo co-autor de algunas de sus canciones. Además de otras películas anteriores, en ese año filmó una de las diez películas más taquilleras de la Argentina: Avivato (sobre el personaje de Lino Palacios), y, aunque en 1944 recibiera el premio al mejor actor por Mi novia es un fantasma, aquél fue, indudablemente, su mayor éxito cinematográfico.

En el programa Los Grandes, Carrizo le pidió que le hablara de sus canciones, y le recordó que había llegado a vender miles de discos. Dijo que le contara sobre dos:

"Ya sé: 'Salí al balcón' y 'Esmeralda, rascame la espalda'."

"¿Cómo nace esa?" preguntó Carrizo por la primera.

"Pues, mirá, como nacen las canciones. Yo no sé tocar la guitarra, ni nada, no se música, pero me acompaño, pongo la mano así, hago así, invento ritmos, sin saber tocar. Entonces como nacen todas mis canciones tengo ciento veinte canciones. Tengo una que es famosa en el mundo entero 'Eso es el amor', la metieron en la película 'El mundo de Susy Won', película que acá marchó muy bien (Canta un fragmento). Esa canción me la grabaron en el mundo entero. En Francia sesenta y cuatro conjuntos, me la grabó Caravelli, me la grabó Franck Pourcel, la metieron... en cinco películas metieron esa canción (canta otro fragmento); la gente dirá '¡Ah! ¿Esa canción es del Zorro?'"

Lo que subrayé arriba destaca que Iglesias tenía asumido su condición de músico intuitivo.

En esta época llegó a actuar en México y en los Estados Unidos, hacia 1950. Volvió a realizar algunas películas en Buenos Aires, hasta que en 1952 viajó a España, donde llegó a igualar, y creo que a superar, el éxito que había tenido en su patria hasta entonces. (Tengo en proyecto un rastreo de su actividad en España.)


1955-1969: Fama europea y fin de su apogeo


Regresó a la Argentina después de tres años de hacer radio, cine y teatro, especialmente en España -que recorrió durante siete años con la exitosa obra La tía de Carlos-, también en Italia (radio y televisión). En 25 de julio de 1987, el entonces embajador de España, don Raimundo Basols y Jacas (No sé si estos apellidos están bien escritos. deberé corroborarlos), tuvo estas palabras para con Iglesias: "Encantado de saludar a Pepe Iglesias 'El Zorro' al que he oído tantas veces en España. ¡Gran alegría! [...] Le conocía de hace muchos años, cuando Pepe Iglesias 'El Zorro' revolucionó España. Fue una revolución del humor, de la simpatía, del bienhacer, y en España le quisimos y le queremos mucho. Para mí es una gran alegría asociarme a este homenaje a un artista como Pepe Iglesias 'El Zorro' ". En la misma oportunidad, Pepe contó:"Ahora estuvimos en España, hará...dos meses, en marzo y abril, estuvimos en Galicia, en Santiago de Compostela -hoy es el día justamente del apóstol ¿no?-, y me homenajearon de tal manera que yo decía ¿pero será posible que todavía recuerden de eso que dice el embajador, de todos los programas míos, de todos los personajes, de las letras? era una cosa pero tan verdad que a mí me parecía mentira." Y el embajador acotó:

[ que, además de "Ni noticias. Nunca más se supo", que recordó Juan Carlos Mareco] "...En España se suele decir todavía: 'Sal al balcón, mi querida mariposa'; nunca supe si salió al balcón o no, nos lo tendría que decir Pepe hoy". (Del programa "Homenaje".)

Muestras claras de lo "El Zorro" que significó para aquel país.

Desde 1955 alternaría sus actividades entre Europa, América y Argentina. Se sabe que durante el peronismo los medios eran controlados, hubo proscriptos; paralelamente, España lo vivía con Franco. Luego, las prohibiciones perturbaron a los seguidores de Perón ya que, por esa época él y su partido habían pasado a ser los proscriptos después de la Revolución Libertadora. Aparentemente, ni uno ni otro momento histórico-político -ni en un país ni en el otro- habían afectado a Pepe Iglesias.

"Mi intención fue llegar a toda la familia. Siempre con el mismo objetivo: un humor franco, sin doble sentido, de comentario" (Pepe Iglesias habla de su época. La mirada de un viejo zorro, en: Los setenta años de la radio, Clarín, 26/08/1990, pag. 6.) .

"El humor limpio nunca esta caduco...Cuando el humor es sincero y te brota del fondo del alma, porque querés comunicarte con los demás, no tiene edad", transcribió Rafael Granado en una nota sobre el fallecimento de Pepe (Clarín, 05/03/1991), a lo que agregó: "Tal cual lo afirmó, su blanca trayectoria de hombre que hizo reir con los mejores recursos esta sostenida por un repertorio y un modo de ser sin tiempo, intransferiblemente doméstico en su fondo de pureza. Se autodefinió como un payaso. Y lo fue..."

"Antes se hacía humor sin hacer hincapié en la desgracia, era todo menos morboso [...] Yo he sido un comediante, un payaso -con todo el respeto y la honra que que estas profesiones me producen- y me moriré como tal. Justamente la Asosiación Argentina de Actores me nombró socio honorario, pero y estoy orgulloso de ser un payaso. La gente debe sentirse orgullosa de lo que es". (Pepe en una nota de Clarín Revista, fines de 1988.)

Con esto quiero demostrar que vivía dentro de una filosofía que trascendía cualquier ideología política, no por no comprometerse, por no "jugarse" -valga el término-, sino porque la ideología del servicio a la comunidad desde lo que se sabe hacer, sobresalía a la otra, que la tendría; como podría decirse desde un punto de vista religioso, cumplía sin cuestionamientos lo que Dios le mandaba a hacer con los dones que le había dado.

La radio fue desplazada poco a poco por la televisión, por lo menos en cuanto que aquélla dejó de ser el centro de tertulia familiar. Desde 1960 y hasta 1969, las actuaciones de Pepe Iglesias en Argentina se limitaron a la televisión. Pero el humor político había ganado la atención del público, quien ya no disfrutaba con una estética, por entonces, simplemente pasatista; el público comenzó a gozar más con el humor agudo de crítica política, con Tato Bores -Mauricio Borenstein a quien el Zorro aconsejó su nombre artístico-, a través del cual experimentaba los domingos su catarsis semanal.

"Pepe Iglesias permaneció fiel a sí mismo y nunca se bajó del podio de los triunfadores. El lugar que le pertenecía dentro del espectáculo argentino tenía ya sabor a leyenda". Esta afirmación de Granado da cuenta de que aquella ideología que destaqué permanecía intacta, por la cual su público se había reducido a los seguidores de su época de oro, y a algunos pocos que, como yo misma, heredamos el gusto por aquella estética, sumado quizás a paralelismos inconcientes con su personalidad.

Sus programas de televisión no duraban más de dos o tres meses, pero aparentemente eran cuestiones de contrato. Lamentablemente no fue así en 1969, pues luego del cuarto porgrama, sorpresivamente no apareció más; con el tiempo se supo que fue por haber tenido un raiting bajísimo. Es obvio que tal episodio lo afectó mucho moralmente, como a sus incondicionales y nostálgicos seguidores. Sucedía que esa "leyenda", ajena a "los bastones largos" que azotaron el '66, y al "cordobazo" del '69, ya no cuadraba en la realidad sesentista, si bien Pepe Biondi, que estaba dentro de esa línea, logró sobrevivirlo artísticamente, aunque muy poco tiempo más.

Pero fue por entonces que compuso una canción que luego grabaría María Vanner, No estoy enamorada de ti, para el film del mismo nombre , que luego se estrenó con el nombre de El caradura y la dama; y llevó a cabo su última grabación discográfica, propuesta por Enrique Cahen Salaberry: un álbum (LP) con doce temas, algunos cómicos y otros románticos, en los que mantuvo su estilo.

En radio Cadena Ser de España En Buenos Aires


1972-1990: Ultima etapa.

En 1972, 1977/78 y 1980 volvió a la radio: Rivadavia, Splendid y Belgrano respectivamente. Se percibía un amago de resurgimiento, pues podía apreciarse programas ágiles, amenos, y aparentemente con bastante audiencia, en los que, como era habitual, alternaba personajes (reapareciendo Jesús y Curra, el Comandante Caruso, ¡Y la fuerza que tiene!), canciones y silbidos, con propagandas que se decían con mucho dinamismo y originalidad.

Por el '73 incursionó en el Café-Concert, en el desaparecido Teatrito de San Telmo, con el espectáculo "Justo en el nuevo gusto", tal vez producto de la experiencia nefasta de 1969, ya que, sin abandonar su línea tradicional, agregó sketches más acordes con la estética de la época, tal como indicaba el título. e También actuó en 1976, pero ya en un espectáculo compartido, "Hace tiempo y aquí mismo" en El Lagar del Virrey de Recoleta.

Nuevamente, el humor de "El Zorro" daba muestra de su trascendencia por sobre las ideologías sociopolíticas. Un país que atravesaba circunstancias tan adversas para unos, o confusas para para otros, a la que servía justo, sin porponérselo, la diversión transparente, ingenua y en absoluto comprometida.

El 23 de mayo de 1977, con motivo de sus cuarenta años con el espectáculo, se le rindió un emotivo homenaje en el Centro Cultural Gral. San Martín, al que asistimos varios de sus seguidores para acompañarlo, compartiendo un feliz momento con la proyección de Avivato.

En 1981, superado un mal trance familiar (Enviudó de su segunda esposa, Sally Daniel, pasando por un momento muy traumático que lo llevó a aislarse, hasta conocer a quien fuera su psicóloga, María Irene, culminando esa relación en su último casamiento que duró más de diez felices años hasta la muerte de ella, en 1990, lo que en pocos meses lo llevaría a la propia.), reapareció en TV, los sábados a las 21, por Canal 13, con Service de humor, en el estilo de siempre, pero con un manejo de cámaras y alternancia de situaciones que ayudaban a mentener la atención, amén de su habitual simpatía y gracia espontánea; por supuesto su música estaba presente en cada programa, ya sea en canciones o en silbidos. Duró unos cuatro meses.

Luego, cada vez que Iglesias aparecía en ese medio, era porque lo invitaban para rendirle un homenaje. Fue una lástima que el país no pudiera festejar la libertad de la democracia ganada riendo con aquel mismo humor. Su estado de salud era precario (ya en 1985, aparentaba mucho más que setenta años); y tampoco hubo más contratos. Pero, como un último aliento histriónico, reaparició en 1988 en un porgrama radial que ideara con su mujer, la psicóloga María Irene, para ayudar a los actores que sufrían la misma circunstancia de desocupación que él, Dándonos la mano, de lunes a viernes de 9.30 a 10.30 por Radio América.

"Con ésto sólo pretendo darle una mano a todos aquellos que la están necesitando; siempre sentí la necesidad de hacer algo así, como una retribución por todo lo que he recibido en mi vida." (Clarín, 05/08/1988.)

"Yo creo que no hay mayor felicidad que la de trabajar, aunque no cobre un peso. Los actores nacimos para estar en contacto con el público y sin ese contacto nos vamos muriendo de a poco. Necesitamos un poquito del calor del aplauso". (Clarín Revista, octubre (?) de 1988).

Falleció en Santiago de Chile, el 4 de marzo de 1991.

"Cuando me muera, quiero que mi epitafio sea:

'Hizo reír al mundo'"

(Pepe Iglesias "El Zorro")

miércoles, 2 de febrero de 2011

Club Estudiantes de Bahía Blanca


El Club Estudiantes (Bahía Blanca) es una institución deportiva fundada el 21 de marzo de 1918 en la Ciudad de Bahía Blanca, ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Su principal actividad es el baloncesto, disciplina que se desarrolla en el estadio "Osvaldo Casanova" adjunto a la sede social del club, ubicada en la calle Santa Fe 51 de la ciudad bonaerense.

studiantes se consagró campeón del Torneo de Primera División bahiense en 17 oportunidades, 7 veces en el Torneo Apertura, 13 en el Ciudad de Bahía Blanca, 2 en el Torneo Clausura, 5 en el Torneo Ernesto A. Canelo, y 3 en la Copa Federal. Además logró el título en 2 Torneos Extraordinarios. Su último título es el que logro en el año 2008 con la conquista del Torneo Oficial

Por otro lado, cuando disputó el Torneo de Segunda División resultó campeón en los años 1948 y 1993. En 1948 jugó en la segunda categoría del baloncesto bahiense debido a que en junio de 1945 fue desafiliado, sanción que duró hasta marzo de 1947.

En el año 1993 Estudiantes ganó el Torneo Oficial e Independiente el Cuadrangular de Ascenso. El ascenso se definió en un partido de equivalencia.

En los años 1967 y 1993, el club obtuvo el premio a la Caballerosidad Deportiva, el cual se instituyó en 1965 para premiar a quienes tuvieron mejor comportamiento dentro de la cancha.

Su mejor desempeño en la Liga Nacional de Básquet de Argentina (LNB) ocurrió en la temporada 1990/91, cuando obtuvo el segundo puesto luego de caer en la final ante GEPU (San Luis).

En la temporada 2002/2003 descendió al Torneo Nacional de Ascenso (TNA), segunda categoría del basquetbol nacional. En la temporada 2006/2007 volvió a acceder al nivel más alto, luego de comprar la plaza dejada vacante por River Plate.

Defendiendo los colores del "Albo" -expresión popular con la que se denomina al equipo- han sobresalido varios jugadores, algunos de ellos reconocidos tanto a nivel nacional como internacional.

El mítico Pedro Cabrera, "Mazazo" Raul Álvarez, Wilfredo Ruiz, Hernán Jasen, José Luis "Josi" Gil, Jorge Faggiano, Hernán Montenegro y Juan Espil fueron algunos de ellos.

Pero probablemente los dos más destacados sean el base de la Selección Argentina campeona olímpica en 2004, Juan Ignacio "Pepe" Sánchez, quien vistió la remera del club bahiense en sus inicios; y el más renombrado, figura en ese mismo seleccionado y actual jugador de los San Antonio Spurs de la NBA, Emanuel Ginóbili