martes, 31 de mayo de 2011

José Sacristán: "Hacer esta obra es un deber cumplido"

Collioure, sur de Francia, 1939. José Machado encuentra en un bolsillo del gabán de Antonio, su hermano muerto, un papel con unos versos últimos: Estos días azules/y este sol de la infancia . José Sacristán decidió tirar de aquellas palabras como quien tira de la punta de un ovillo, para hallar todo el largo de la vida del poeta.

“Me he tomado la libertad de interpretar el último poema de Don Antonio como su deseo de volver a Sevilla”, dice el actor español en Buenos Aires. Ha titulado la obra Caminando con Antonio Machado .

De la muerte en el exilio al huerto claro de la infancia, donde madura el limonero .

El espectáculo, que se estrenará el lunes en La Trastienda, se ha estructurado como un concierto (a cargo de Facundo Ramírez en el piano) que acompaña y dialoga con una serie de poemas de Antonio Machado elegidos por José Sacristán.

¿Cómo eligió los poemas? La selección ha buscado hablar de la vida de Don Antonio sin enfatizar un determinado aspecto. Aparece lo privado, lo político, lo social, la crónica del paisaje. Tratamos de evitar los poemas que musicalizó Joan Manuel (Serrat) porque si no, en cuanto empiezas a recordarlos, ya los estás cantando.

¿”Caminando con Antonio Machado” recoge la tradición de homenaje a sus poemas poniéndoles música, que vienen haciendo Serrat, Paco Ibáñez y otros? No. Aquí la música no es el soporte, sino que hay una coincidencia de la música y los poemas. La primera puesta fue en España, con Judith Jáuregui, una pianista excepcional, y aquí la música está a cargo de Facundo Ramírez. Es un tío encantador, nos la pasamos pipa. La música conserva parte del formato que le dio Judith y recoge los aportes que le hace Facundo, acompañando las partes trágicas y las festivas.

¿Aportes de música argentina? Facundo ha agregado música propia, de su padre (Ariel Ramírez), de María Elena Walsh, pero no es cosa de meter tango o chacarera; los aportes son de música argentina de dimensión universal. La diferencia está en que Judith ha sido un ángel que invita a Don Antonio a volver a Sevilla, y aquí la figura no es tan abstracta. En total, ha quedado algo más coloquial, más próximo al público argentino.

¿La música va de fondo? A veces el piano conversa con Machado, a veces lo acompaña... Hay un juego permanente entre la música y los poemas, que no obedece a ninguna estructura rígida.

No hay modo de que José Sacristán tenga 73 años. Se le busca una mínima señal reveladora de la vejez y se fracasa. En cambio, está el galán de siempre, con su inquebrantable seguridad en sí mismo y su larga cara de perro humano, con esos ojos que tan bien pueden derretir de ternura a quien los mire, o atemorizarlo con seca dureza.

¿Usted es en la obra un Antonio Machado que recita sus poemas? Casi todos los poemas están en primera persona, pero yo no soy un recitador, y si lo fuera, no cabría ello en Don Antonio. No recito los poemas, ni hago el personaje de Don Antonio, lo que hago es una convención, me pongo el bastón, el sombrero, y ya entendemos con el público que hablamos de Don Antonio. Lo que hago es contar la vida de ese hombre.

¿Quién es Machado para usted? Para mi generación, Don Antonio, Miguel Hernández, Rafael Alberti, León Felipe... Todos ellos son testigos formidables de un tiempo muy doloroso de España. Han escrito en la herida. Don Antonio era el más, por su condición de maestro, y maestro de pueblo. Hemos leído a aquellos poetas en la clandestinidad, y tomado de ellos más que la obra poética: aprendimos un comportamiento personal. Eran para nosotros referentes morales, gente a la que no había que traicionar, no sólo leer. Hacer esta obra es un deber cumplido.

La obra es también el homenaje de un discípulo.

Del más torpe y humilde de los discípulos. Procuro ser no el primero de la clase, pero sí uno que le haga saber al maestro que lo que dice no ha caído en saco roto.

La coyuntura política de España, ¿agrega un escenario a la puesta de esta obra? Yo sería el primero en gritar en una plaza de España. Estamos con la corrupción política hasta aquí. Pero en reglón seguido, las elecciones y el giro a la derecha es asombroso: es el reconocimiento a los corruptos. Es una marcha atrás, abrir las puertas al partido que va contra el derecho al aborto, contra los inmigrantes. Es muy curiosa esta vuelta. La izquierda y los sindicatos debieron estar más atentos. En cuanto a mi generación, recojo lo que ha escrito Maruja Torres: aquí estamos. No os olvidéis de que aquí estamos.

Sacristán no ha aflojado un gramo de tensión a su crítica implacable a la realidad humana, política, social. La conciencia diáfana como el metal de un cuchillo, cada vez más afilada. No hace concesiones. Lo que está mal, está mal. La única transformación que ha ganado con los años es que el ejercicio de su inteligencia rápida y mordaz se le ha asentado en sabiduría. Es el mismo de La colmena , de Solos en la madrugada y de Asignatura pendiente , tan vivo, carismático y con la misma autoridad, pero los tonos se han afirmado.

¿Hay énfasis en el compromiso político de Antonio Machado? Que el compromiso no haga del poeta un agitador, que no permanecen los panfletos, sino la poesía. No se trata de dar doctrina con tu obra. Lo que has de hacer es bien tu trabajo.

Pasemos entonces a su trabajo, ¿qué le ha aportado usted al cine español y argentino? Nada. ¿Qué más que mi trabajo? Siempre sin aburrir, ¿eh?. Lo fundamental es que he podido pagar el colegio de mis hijos, comprarme unos discos... Si además he sido de alguna utilidad, pues me alegro. Sí ya van para 50 años de vivir de esto, y de ir por la calle y que no me insulten.

En la Argentina usted es emblema de los actores españoles...

He hecho mi trabajo lo mejor que he podido. No podía creer que el alcalde de Humahuaca viniera, hace unos días, a estrecharme la mano, y felicitarme. En otro lugar me han regalado un cuchillo precioso... La internacionalidad me la habéis dado vosotros, los argentinos.

Sin aburrir y sin aburrirse usted.

Para mí lo constante de la actuación es el juego, ser aquel niño en Chinchón, cuando me iba al gallinero, le sacaba plumas a las gallinas, me las ponía e iba hasta mi abuela, a hacerle creer que era un comanche. Un juego, nada más, pero nada menos. Con Mastroianni y con Gassman, hemos coincidido en que como actor no tienes coartada, ni moral ni nada, que te proteja. Llegas allí y dices vengo a jugar. Nada más que eso. No vas ni porque tienes la responsabilidad política, ni la investidura, ni la importancia. No, vas desnudo: aquí estoy para jugar.

lunes, 23 de mayo de 2011

Ángel Vargas: el símbolo del fraseo porteño


José Lomio, más conocido como Ángel Vargas, nació el 22 de Octubre de 1904, en Parque Patricios, para consagrarse en los años 40’ como representante de los cantores de la época.

Posiblemente, junto a Francisco Fiorentino, fue el modelo del "cantor de la orquesta", tanto es así que hablar de Angel Vargas nos remite indefectiblemente a Ángel D'Agostino, el director de la orquesta de sus grandes éxitos.

Cantor de una personalidad impresionante, es el símbolo del fraseo porteño de los años cuarenta. Vargas canta como únicamente se cantó en el cuarenta.

Su fraseo era reo y compadrito pero al mismo tiempo, de un infinito buen gusto. Tenía una dulzura que disimulaba su voz pequeña pero varonil, transmitía simpatía y era sobretodo, un cantor carismático.

Su vocación por el canto fue desde pequeño, participando en el coro de su colegio primario.

Siendo adolescente, comienza su carrera de cantor en presentaciones y cines barriales, hasta llegar al Club Wilde Sporting, que lo llevaría a consagrarse como profesional del tango.

En 1930 junto a sus actuaciones profesionales continua su labor de tornero en un frigorífico.

Angel Vargas se desempeño en un primer momento de su carrera como cantor de orquestas, para luego iniciar su carrera como solista.

Su primer orquesta fue la de Lando-Mattino, donde canto estribillos en el café Marzotto, de Corrientes 1124.

A la orquesta de Lando-Mattino le sucedió la orquesta de Augusto P. Berto, en las últimas etapas de sus actuaciones.

Trabajo también en LR2 Radio Argentina y en LS2 Radio Prieto.

En 1931 fue vocalista del cuarteto de Armando J. Consani, actuando en los bailes de clubes sociales de los barrios de Capital Federal, del Gran Bs. As., y del todo el país.

En 1932, actúa con el cuarteto de Consani en Quilmes y es presentado al pianista Ángel D’Agostino, quien lo integraría a su conjunto.

Su union a Angel D’Agostino fue sumamente importante para el tango, se los conoceria mas tarde como “Los dos ángeles del tango”.

Sus primeras presentaciones fueron en el teatro Cómico, de Corrientes 1280, donde también actúan con la compañía Cicarelli-Bustos-Mutarelli.

Las presentaciones del binomio Vargas-D’Agostino se suceden en el Gran Cine Florida, Cine Carioca y en el Cine Select Buen Orden, entre otros.

En el año 1935 se desvinculan y Vargas, se une a la orquesta típica de José Luis Padula, trabajando paralelamente en LR2 radio Argentina.

En este mismo año registra el tango “Brindemos, compañero” y la ranchera "Ñata linda".

Su labor como estribillista con la Orquesta Típica Víctor, dirigida por Federico Scorticatti, comienza el 3 de febrero de 1938 cuando graba “Adiós Buenos Aires”.

Es en este entonces cuando nuevamente se une a la orquesta de D’Agostino para presentarse en el Cabaret Chantecler, de Paraná 440.

En 1940 el binomio “Los dos ángeles del tango” comienza su etapa más brillante. Sus éxitos eran escuchados en el carnaval del teatro Broadway y en LR1 Radio El Mundo.

Realizaron una importante discografía, se presentaron en salones de baile, como el Palermo Palace y numerosas giras por el país.,

En 1942 Enrique Cadicamo realiza dos cortometrajes cinematográficos con esta orquesta, donde interpretaban “tres esquinas” y “El cuarteador’.

En 1943 Ángel Vargas se desvincula brevemente de D’Agostino para trabajar con la orquesta de Alfredo Attadia, debutando el 8 de Julio de 1943 en el Club Apolo.

En agosto del mismo año vuelve el famoso binomio para continuar sus presentaciones hasta 1946.

A partir de 1946 emprende su carrera solista acompañado por la orquesta de Eduardo del Piano, para luego, en 1951 suplirla por el acompañamiento de Armando Lacava hasta 1954, en 1955 por la orquesta de Edelmiro “Toto” D’Amario y mas tarde en 1958 por la orquesta de Daniel Lomuto, luego por Luis Stazo, José Libertella como ultimo director.

Como solista se presento en el Club Social Rivadavia (Rivadavia 6465), Sportivo Buenos Aires (Gaona 1249), Club Independiente de Flores (Rivadavia al 8000), Confitería La Armonía (Corrientes 1443), Confitería Ruca (Corrientes 1328), Sociedad Rural Argentina, Club Atlético Estudiantes de Buenos Aires (Francisco Beiro 5175), Club Atlético Boca Juniors, Cine Sol, Club Gimnasia y Esgrima de Vélez Sarsfield, Club Social Nueva Chicago, entre otros.

En 1959 Ángel Vargas se somete a una intervención quirúrgica, y el 7 de julio de 1959 en el post operatorio fallece.

GABY "LA VOZ SENSUAL DEL TANGO"67º Aniversario del Club El Ceibo de Casbas


El Centro Social y Deportivo El Ceibo, cumple el 67º aniversario de vida. Esta gran institución fue creada el 23 de mayo de 1944 por un grupo de hombres que solían frecuentar la peluquería de “Lito” Román. Ellos emprendieron el sueño de dar vida a este club y se reunieron por primera vez en las boleterías del cine Castilla, pero algo muy importante no tenia definición: el nombre que llevaría la institución. Había tres propuestas: “San Martin”, “Los Andes” y “El Ceibo”, logrando este último la consagración por votación unánime.

El próximo martes 24 de mayo se realizará la cena aniversario con la actuación de GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO” que estará presentando temas de su ultimo CD “La copa rota”. La cantante declaró “Me llena de alegría cantar en un lugar tan querido por mi y los míos, ya que pasé los primeros años de mi vida en Casbas, allí están muchos de mis buenos recuerdos y gente a la que quiero mucho, realmente será un placer participar en esta celebración por los 67 años del Club El Ceibo”.

viernes, 20 de mayo de 2011

ROBERTO PANSERA


Nació en la ciudad de Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires, sus padres se llamaban Vicente y Elisa Carmen Petraso. Se casó con María Cristina Carlesi, tuvo un hijo varón que bautizó Aníbal, en honor a su admirado Aníbal Troilo.

Tenía 4 años cuando su familia se radicó en el barrio de Constitución, en Buenos Aires. Comenzó a tocar el bandoneón de oído, hasta que su padre lo mandó a estudiar con el maestro Domingo Federico quién, en 1945, lo vinculó a Juan Carlos Cobián. El creador de "Mi refugio", incluyó al niño bandoneonista en su formación. Un año antes había debutado en el sexteto de Cristóbal Herreros, junto al adolescente José Libertella, con la formal autorización de su padre.

Al poco tiempo se incorporó a la orquesta de Francini-Pontier, compartiendo la fila de bandoneones con el propio Pontier, Ángel Domínguez y Nicolás Paracino.

En esa época conoció a Piazzolla, quien lo estimuló para que estudie armonía y lo conectó con el maestro Alberto Ginastera. Con él aprendería todos los secretos de la música, especialmente en lo relacionado a la armonización y composición y también al estudio del piano.

Además, el maestro le consiguió una beca para que perfeccionara sus estudios en el Instituto Santa Cecilia de Italia. Al regreso del viaje, se incorporó a la orquesta dirigida por el pianista Eduardo "Lalo" Scalise para tocar en el balneario de Punta del Este (Uruguay).

En 1950, Scalise pasa a integrar la orquesta de Osvaldo Fresedo y lo lleva con él. A los pocos meses de su incorporación, Roberto pasa a ser el arreglador de los nuevos temas de la orquesta. Sus ideas vanguardistas contribuyen a uno de los ciclos más destacados de Fresedo en el sello Odeon y, posteriormente, en Columbia. En esa década, el maestro incorpora a su repertorio temas de Piazzolla y renueva algunos de sus clásicos. Resulta importante señalar el aporte de ese gran músico que fue Roberto Pérez Prechi, a quien ya Pansera conocía de la época del sexteto de Herreros.

En 1954 compuso la música para la película "Se necesita un hombre con cara de infeliz", dirigida por Homero Cárpena. Al año siguiente, fue convocado por Piazzolla para integrar el Octeto Buenos Aires. En la primera formación estaban Astor y Pansera en bandoneones, Enrique Francini y Hugo Baralis en violines, José Bragato en violoncello, Horacio Malvicino en guitarra eléctrica, Atilio Stampone en piano y Juan Vasallo en contrabajo.

En 1956, se retiró del octeto, siendo reemplazado por Leopoldo Federico. Entonces, vuelve a Fresedo para actuar todas las noches en la boite "Rendez-vous", propiedad del director.

Una noche, se produjo un hecho histórico para la música en Buenos Aires cuando, sorpresivamente, apareció en la boite uno de los más grandes trompetistas del mundo, el norteamericano Dizzy Gillespie. Invitado que fue a subir al escenario, el hombre no sólo participó del espectáculo, sino que armó un pequeño concierto, improvisando con su trompeta sobre los temas que tocaba la orquesta. Participó en "Vida mía", "Adiós muchachos", "Capricho de amor", de Pérez Precchi y "Preludio N°3", de Pansera. Al finalizar el espectáculo Gillespie, muy atraído por el tema de Pansera, invitó a este a viajar a los Estados Unidos.

Y así fue que, casi finalizando el año, Roberto emprendió el viaje al país del norte. Allí se radicó y realizó varias giras por distintos países de la costa del Pacífico. En su estadía, hizo amistad con el actor Jerry Lewis y edita un álbum discográfico con temas propios y de autores conocidos con el titulo de "Pansera 3".

Al su regreso, forma su propio conjunto con la voz de Gloria Wilson, incluyendo instrumentos no convencionales.



A partir de 1964, dirige la orquesta que acompañara a Néstor Fabián en sus actuaciones y grabaciones. Posteriormente, compone con Fresedo y Roberto Lambertucci, los doce temas del disco "Los 10 Mandamientos".

En 1969 grabó, con Roberto Florio, "Barriada de Tango", también con Carlos Dante, "Yo pecador", para el sello Alanicky. También acompañó en los discos a Reynaldo Martín, a Roberto Goyeneche y a la folclorista Mercedes Sosa.

En 1970, integró la orquesta de José Basso en una larga gira por Japón, en la que también estaban: Oscar Rodríguez, José Fernández, Armando Husso y José Singlia (violines); Juan Carlos Bera, Eduardo Corti y Lisandro Adrover (bandoneones); Francisco de Lorenzo (contrabajo) y las voces de Alfredo Belusi y Carlos Rossi. Luego partieron a Venezuela, donde estuvieron mucho tiempo, al regreso a la Argentina, ingresó a la orquesta de Mariano Mores.

En 1982, fue elegido presidente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, donde realizó una importante gestión dado su gran contacto con distintas asociaciones del mundo. Esto permitió abrir muchos mercados para nuestros autores.

En 1984, recibió en la Universidad de Yale el premio a la mejor obra latinoamericana por su obra "Concierto en Instrumentos de Viento".

En 1985, compuso junto a Domingo Federico, sobre texto de Miguel Jubany, la ópera-tango sobre Eva Perón titulada "Evita. Volveré y seré millones", con las voces de Carlos Acuña, Antonio Tormo, Nelly Vázquez y Héctor Gagliardi.

Con sus inquietudes creativas intactas, en el 2003, formó la típica juvenil "El Espejo de Aníbal Troilo", cuyos arreglos y dirección, al estilo Pichuco, le pertenecían.

De su obra se destacan: "Miedo", "Mi canción de ausencia", "Preludio Nº 3", "El pibe de La Paternal", "Desconocida", "Que lejos de mi Buenos Aires", "Trenzas de ocho", "Sombra de humo" y "Naturaleza muerta".

martes, 17 de mayo de 2011

Jorge Casal, contrariado


El apuesto muchacho de apellido Pappalardo llegó un día lunes de 1946 al domicilio de Florindo Sassone, enterado por un amigo de que necesitaba un vocalista. “Hice el tango Canción de cuna y no le gustó al maestro. Allí empecé a convencerme que no servía para cantor”, contaba quien sería después Jorge Casal. “Pero al día siguiente —continuó-- recibí la sorpresa de que me buscaba para que fuera el nuevo cantor de la orquesta. Había ocurrido que mientras me tomaba la prueba, la esposa de Sassone, que tenía oído musical y había estudiado canto, me había escuchado desde un ambiente contiguo y le dijo a su marido que no me dejara de lado”. En la gatera estaba posicionado para ese puesto nada menos que Alberto Podestá.
Gracias a su mujer, Sassone tuvo su mejor cantor, que dejó grabadas interpretaciones inolvidables como Volver, La última cita, A la luz del candil, Rencor, Mi noche triste, Madre hay una sola y la citada Canción de cuna, quizás la mejor lograda.
“Salvo las dos primeras grabaciones, todo el repertorio fue elegido por mí —comentaba Casal--, en eso no daba concesiones. Sassone se encargaba de la parte musical, en lo demás… mejor ni hablar. No fue buena persona. Nunca reconoció haberse equivocado conmigo al rechazarme y, mucho menos, que el éxito de la orquesta se debía a mi presencia. En el comentario del ambiente se sabía que era así”.
Fue tal el suceso del nuevo cantor, que de inmediato le llovieron propuestas económicamente favorables para él, de importantes orquestas (Laurenz, Caló, Di Sarli, Troilo), las que desechó “en reconocimiento a la oportunidad que Sassone me había dado. Esa decisión se la comuniqué personalmente a Pichuco en su departamento, y me respondió: ‘¡Lo felicito pibe, no cualquiera hace lo que usted hizo¡’.
Ya desvinculado de Sassone, ingresó a la orquesta de Troilo dejando 20 grabaciones, pero fue otro Casal. Acartonado, distinto fraseo, menos sensibilidad y matices, varió su registro abaritonado. Pero, como sobre gustos no hay nada escrito, posiblemente otras opiniones no coincidirán con tal apreciación.

miércoles, 4 de mayo de 2011

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lunes, 2 de mayo de 2011

Ernesto Sábato



(Rojas, Argentina, 1911 - Santos Lugares, 2011) Escritor argentino. Ernesto Sábato se doctoró en física en la Universidad de la Plata e inició una prometedora carrera como investigador científico en París, donde había ido becado para trabajar en el célebre Laboratorio Curie. Allí trabó amistad con los escritores y pintores del movimiento surrealista, en especial con André Breton, quien alentó la vocación literaria de Sábato. En París comenzó a escribir su primera novela, La fuente muda, de la que sólo publicaría un fragmento en la revista Sur.

En 1945, de regreso en Argentina, comenzó a dictar clases en la Universidad Nacional de La Plata, pero se vio obligado a abandonar la enseñanza tras perder su cátedra a causa de unos artículos que escribió contra Perón. Aquel mismo año publicó su ensayo Uno y el Universo (1945), en el que criticaba el reduccionismo en el que desembocaba el enfoque científico. El ensayo prefiguraba buena parte de los rasgos fundamentales de su producción: brillantez expositiva, introspección, psicologismo y cierta grandilocuencia retórica.

Su carrera literaria estuvo influida desde el principio por el experimentalismo y por el alto contenido intelectual de sus obras, marcadas por una problemática de raíz existencialista. Así, El túnel (1948) ahonda en las contradicciones e imposibilidades del amor, mientras que Sobre héroes y tumbas (1962) presenta una estructura más compleja, en que los diversos niveles de la narración enlazan vivencias personales del autor y episodios de la historia argentina en una reflexión caracterizada por un creciente pesimismo. Ambas novelas tuvieron gran repercusión y situaron a Sábato entre los grandes novelistas latinoamericanos del siglo.

El Túnel fue rápidamente traducida a diversos idiomas y llevada al cine. La narración tiene indudable originalidad y valores psicológicos relevantes: la confesión de Castel, que ha cometido un crimen, enfrenta al hombre de hoy con una sociedad desquiciada y resalta los contrastes con pincel agudo y lleno de color. El estilo está en consonancia con el tema, dentro de un desequilibrado equilibrio.
Sobre héroes y tumbas (aunque publicada en 1962, la edición definitiva es de 1966) es su obra más ambiciosa. La compleja construcción de esta novela, y los diversos registros del habla rioplatense que el autor plasma en ella se alejan tanto del tecnicismo formal como de la dispersión. La pericia narrativa de Sábato consiste, justamente, en hacer pasar desapercibidas para el lector las evidentes dificultades compositivas que supone la historia de la joven Alejandra y, a través de ella, la del país. Destaca sobre todo el capítulo titulado "Informe sobre ciegos", que puede ser leído, como de hecho lo fue, con entera autonomía.

Sobre héroes y tumbas obtuvo un éxito de público impresionante, que acabó por convertir a su autor en una autoridad moral dentro de la sociedad argentina, una suerte de formador de opinión que, por paradójico que parezca, al asumir ese papel se fue alejando progresivamente de la actividad literaria. Su tercera novela, Abaddón el exterminador (1974), se centra en torno a consideraciones sobre la sociedad contemporánea y sobre el pueblo argentino, su condición «babilónica» y su presente, que adquieren en la novela una dimensión surreal, en que se funden realidad y ficción en una visión apocalíptica.

A partir de la década de 1970, más que un escritor, Sábato representó una conciencia moral que actuaba como un llamado de alerta frente a una época que él no dudó en calificar de "sombría". Esa identificación entre Sábato y la autoridad ética quedó muy reforzada por su labor como presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), para la que fue designado en 1983 por el entonces presidente de la República, Raúl Alfonsín. Los años que dedicó a investigar "el infierno" de la represión durante el anterior gobierno militar, según sus propias palabras, no le dejaron aliento ni espacio para la literatura. La conclusiones de la comisión quedaron recogidas en el llamado Informe Sábato. En 1984 fue galardonado con el Premio Cervantes.

La obra de Sábato, que ha sido prestigiada con numerosos premios internacionales y difundida en múltiples traducciones, incluye además multitud de ensayos como Hombres y engranajes (1951), El escritor y sus fantasmas (1963), El otro rostro del peronismo (1956), Tango: discusión y clave (1963), La cultura en la encrucijada nacional (1973), Tres aproximaciones a la literatura de nuestro tiempo (1974), Apologías y rechazos (1979), Antes del fin (1998) y La resistencia (2000). Aquejado de un grave problema de visión, se dedicó además a la pintura, otra de sus pasiones.

ANTONIO CARRIZO



nacido Antonio Carrozi en General Villegas, Provincia de Buenos Aires, Argentina en 1926, es un legendario periodista, locutor, animador y escritor. Y en sus ratos libres se dedicaba a ser árbitro de fútbol. Es hincha fanático de Boca Juniors.
Es uno de los bibliófilos más destacados del país y es memorable su vinculación con la exquisita imprenta Palermo, donde se preparaban prácticamente "a mano" ediciones especiales de obras como "Segundo Sombra". Junto con otros grandes expertos como Horacio Jorge Becco o Alejandro Vaccaro, es quizás uno de los mayores conocedores de la obra de Borges.
Es también un destacado ajedrecista y durante mucho tiempo estuvo vinculado al mundo del ajedrez, incluyendo estrechas relaciones con campeones mundiales como Bobby Fischer.
Debutó en Radio El Mundo de Buenos Aires en 1948 y en poco tiempo se convirtió en jefe de programación. Más tarde, en Radio Rivadavia, condujo durante décadas "La Vida y el Canto", mítico programa periodístico-musical.
Pionero de la televisión argentina, fue el rostro visible de recordados programas entre los que se cuentan "Polémica en el Fútbol" y "Sábados Continuados". Fue conductor de ciclos periodísticos televisivos como "La Primera de la Noche" en el viejo Canal 7 en la década del 70.
Presentó la edición de 1980 del Festival de la OTI internacional. Obtuvo en 1981 el Premio Konex a la defensa de la cultura.
Actualmente se desempeña en radio como panelista del programa Río Revuelto de Radio Rivadavia.
Los domingos en la mañana, en La 2x4 FM 92.7 conduce el programa Tangos y Libros.