miércoles, 19 de septiembre de 2012

“Infancia clandestina”, entre el amor y la guerrilla


Benjamín Ávila puso mucho más que el guión y el trabajo de dirección en esta película. Al crear su ópera prima, en parte, también decidió compartir un aspecto privado de su historia. Aunque no puramente autobiográfica, “Infancia clandestina” se apoya en sucesos  reales de la vida de su creador.
Protagonizada por Natalia Oreiro, Ernesto Alteiro y César Troncoso, esta nueva apuesta del cine nacional, desarrolla desde una mirada infantil, (aunque no necesariamente inocente), hechos que hicieron a la historia de nuestro país. La película, también producida por Luis Puenzo, cuenta con la participación especial de Cristina Banegas y el debut actoral de Teo Gutiérrez Moreno y Violeta Palukas.
La obra se centra en la vida cotidiana de Juan (muy bien interpretado por Gutiérrez Moreno), un niño de 12 años, perteneciente a una familia de guerrilleros, que regresa a la Argentina a fines de los años 70, para luchar contra el terrorismo de Estado. Como todo joven de su edad Juan va a la escuela, juega con amigos, comparte tiempo con los suyos. Sin embargo, la clandestinidad en la que viven sus padres (y su tío Beto), lo obliga  a usar otro nombre (se hace llamar Ernesto, en obvia referencia al “che”), cambiar permanentemente de casa y de amigos, festejar su cumpleaños en otra fecha.
Al mismo tiempo, Juan está atravesando los cambios propios de la preadolescencia. Desarrolla nuevas atracciones y deseos, descubre los primeros síntomas del amor y sus eternas complejidades. Asimismo su mundo gira alrededor de las inclemencias de la actividad política/armada de toda su familia. Su casa es también un centro de reuniones y de provisiones para guerrilleros, allí convive con armas y municiones, escondites secretos en los que se toman decisiones vinculadas a la patria, la lucha y la muerte. Siendo todavía casi un niño, Juan sabe que su presente y su futuro están sujetos al devenir de la historia.

En definitiva, la película es una propuesta interesante, incluso algunos pasajes están caracterizados mediante imágenes de cómic, especialmente para representar los momentos más dramáticos y violentos. Este recurso estético y comunicativo, en parte corresponde a la construcción de la mirada infantil desde la que se cuenta el relato. 
Con respecto al trabajo de los actores, todas las participaciones son correctas, y se adecuan también a la imagen que históricamente se nos ha construido sobre los guerrilleros y los terroristas. Natalia Oreiro nuevamente se arriesga a incursionar en un papel dramático y sale airosa en su propósito, así como lo hacen  Alteiro (el personaje más divertido del guión) y el reconocido actor uruguayo César Troncoso.

Dicen que cada familia es un mundo, y esta película concretamente, trata de una muy particular. Así como toda relación filial, la pieza cuenta con momentos agradables y risas, pero también con asperezas, tensiones y clishés. Acompañarla es acercarse a la crudeza de las experiencias de la clandestinidad en la dictadura y nos permite relacionarnos con  aspectos más complejos y privados de este periodo de nuestra historia.

Viviana Cipolla              
Corresponsal Espectáculos – “La fama es puro cuento”-
Septiembre 2012

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