martes, 29 de noviembre de 2011

Cary Grant, un mito ambiguo y encantador


Con la virilidad sin paliativos de Gary Cooper y John Wayne en auge, Cary Grant introdujo un nuevo concepto de hombre ambiguo, irónico y elegante que, desde las tramas de Hitchcock a las mejores comedias de Howard Hawks, mantuvo el encanto hasta su muerte, acaecida hace 25 años.
En una de sus comedias más célebres, His girl friday , de 1940, el actor decía: "La última persona a la que escuché decir tal cosa fue Archie Leach una semana antes de que se rebanara el cuello".
El tal Leach no era sino él mismo, pues con ese nombre nació en Bristol en 1904 en un barrio de clase baja. Y su asesino también era él mismo, pues se reinventó en 1931 en un galán que representaba la quintaesencia de la sofisticación llamado Cary Grant.
Apadrinado en sus primeros años de carrera por mujeres de carácter como Mae West o Marlene Dietrich, Grant pronto se emancipó de las faldas de las grandes para emerger como una figura única en su especie: simplemente él mismo.
"Es lo más difícil que hay para un actor: interpretarse a uno mismo", decía.
"Todos quieren ser como Cary Grant", le dijeron en una entrevista. "Yo también", respondió él. Y su biografía es como una de sus películas más famosas, Atrapar al ladrón. Un juego del gato y el ratón entre Archie y Cary.
Se casó cinco veces porque decía: "Cuando estoy soltero quiero casarme y cuando estoy casado quiero estar soltero". Sin embargo, más que explícitas son sus fotos compartiendo chalet en Hollywood con otro galán, Randolph Scott, hasta que el estudio cortó por lo sano porque los rumores sobre su homosexualidad corrieron como la pólvora.
Scott no sobrevivió a las lenguas viperinas y se tuvo que conformar con papeles secundarios, pero Grant mantuvo intacto su estatus de estrella. Bien es cierto que su carrera justificaba su permanencia pese a la crónica rosa, que también hablaba de su adicción al LSD o de sus trabajos como espía para los ingleses durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero, hiciera lo que hiciera de puertas para dentro, sus argumentos de peso eran clásicos en todo tipo de géneros: las aventuras de Gunga Din o Sólo los ángeles tienen alas ; el suspenso de la mano de cuatro filmes con Alfred Hitchcock, entre ellos Notorious y North by northwest , o el drama en las dos únicas interpretaciones que le acercaron al Oscar: None but the lonely heart y Penny Serenade.
El 29 de noviembre de 1986 una hemorragia terminaba con su vida.


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