jueves, 25 de abril de 2013

“La vida anterior”: ese drama interno del universo de los artistas


Se trata de la ópera prima del director argentino Ariel Broitman. Cuenta con las actuaciones protagónicas de Elena Roger, Esmeralda Mitre y Sergio Surraco. Basada en el libro “La maestra de canto”, la obra relata la historia de un triángulo amoroso inmerso en el mundillo de la música lírica.


Ana (Roger) y Federico (Surraco) son un matrimonio joven de artistas. Ella es aspirante a cantante lírica y él es pintor, poeta y músico, aunque se reconoce incapaz de poder destacarse en alguna de las tres disciplinas. La pareja comparte una vida estable, sencilla y adornada por la fascinación al arte y sus expresiones.
Cuando Ana comienza a tomar clases para educar su voz con una exigente profesora de canto (interpretada por Adriana Aizenberg), al tiempo conoce a Úrsula (Mitre), una cantante alemana que goza de gran talento y una belleza singular. Pronto establecen una amistad, ambas atraídas por el amor a la música y la afición a los escenarios. Sin darse cuenta, al involucrar a Úrsula en su pequeño círculo personal, Ana comenzará a desmoronar los cimientos sobre los cuales había edificado el orden de su vida.
Porque la presencia de Úrsula en su casa y en sus relaciones cotidianas, rápidamente despertarán en Federico una admiración innegable, una atracción al talento y a la misteriosa personalidad de la nueva amiga, que reforzarán sus inseguridades y frustraciones. La admiración puede esconder a veces una dosis de envidia y una búsqueda obsesiva por llenar un vacío interior con aquello que al otro le sobra. Pronto llegará la traición amorosa (que se deja observar pero no se muestra) y con ella, las consecuencias de los celos, el dolor y los cargos de conciencia.
Al respecto,  podemos decir que, “La vida anterior” es un filme que desborda en cuanto a la expresión insistente de emociones y sentimientos. Las sensibilidades afloran desde la banda sonora, la poesía, la pintura, los colores y los personajes. Es tanta la pasión que nos llega desde la pantalla que hasta puede tornarse en un exceso de sensiblería. No sorprende entonces el desencadenamiento de un final trágico, como catarsis ante tanto ardor.
Sin embargo, hacia el final también observamos una luz. Porque no todas los rutas del arte conducen al abismo, algunos pueden incluso alcanzar un destino afortunado, producto del esfuerzo, la conducta y la persistencia. Todo depende de la fortaleza interior que se esconde en el corazón del artista o de la decisión oportuna de salirse pronto de esa travesía interminable.
Tres artistas, tres desenlaces. El secreto está en la voluntad y la actitud que se desarrolla a lo largo del camino.

Viviana Cipolla
Corresponsal de Espectáculos “La fama es puro cuento”
 Abril 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario