Los productores de la obra decidieron celebrar
el 20º aniversario de su estreno en Buenos Aires con una nueva reposición de
esta aclamada y exitosa pieza. Con música original de Ángel Mahler; y libro,
letras y dirección general de Pepe Cibrián Campoy, en esta oportunidad, el
musical se presenta de martes (día de entradas populares) a domingos, a partir
del 9 de enero en el Teatro Presidente Alvear (Av. Corrientes 1659) del
Complejo Teatral de Buenos Aires.
Son más de 20 artistas sobre el escenario,
además de una exquisita orquesta, (todos ellos talentos nacionales), quienes
personifican y musicalizan la maravillosa y triste historia de “El jorobado de París”. La misma es una adaptación de la novela “Nuestra
Señora de París” que escribió Víctor Hugo en 1831 y que ha sido representada en
Argentina en forma intermitente desde su primera presentación en el Estadio
Luna Park en 1993.
En ese entonces, la puesta y producción de este espectáculo fue todo un riesgo económico; hoy, la reposición de esta obra, no es sólo la celebración de un éxito comercial sino también, la representación de un clásico de nuestro patrimonio teatral.
En ese entonces, la puesta y producción de este espectáculo fue todo un riesgo económico; hoy, la reposición de esta obra, no es sólo la celebración de un éxito comercial sino también, la representación de un clásico de nuestro patrimonio teatral.
Muchos conocen la escalofriante leyenda del
jorobado Quasimodo (Nacho Mintz), quien a causa de su “fealdad” es aconsejado
por su protector, el archidiácono Claudio Frollo (Diego Duarte Conde), a
vivir oculto en el campanario de la Catedral de París. Su escaso contacto con
el mundo exterior no le impide al joven ser el objeto favorito de burlas por
parte de la sociedad francesa. Quasimodo es observado como un monstruo, un ser
deforme y anormal, producto de la maldad, y por lo tanto, condenado al
sufrimiento, el castigo y la soledad.
Pronto aparecerán la bella gitana Esmeralda (Florencia
Spinelli), -quien se conmueve y se apiada de él-, y junto con ella, un puñado de
hombres enamorados que buscan y se enfrentan por su ansiado amor. Hasta el mismísimo sacerdote Claudio Frollo, sin duda el personaje más complejo y
temerario de la trama, cae rendido a su hermosura. Y es este deseo prohibido y profundamente
violento, (mucho más que el enamoramiento de Quasimodo), el que mueve los hilos
de la historia y enreda a los personajes en un laberinto sin salida, que los
condena a un destino trágico e inevitable.
La historia aborda temas simples y mundanos como
lo son la belleza, el amor prohibido, la discriminación, la soledad, la
traición y los sueños de libertad. El sufrimiento del dolor, la angustia y la injusticia
se saborean a lo largo de todo el repertorio, que al mismo tiempo reflexiona y
pondera la esperanza, la belleza interior y la bondad como los valores
fundamentales de la vida.
Ya lejos de la Paris renancentista y del
contexto social en que se desarrollan los personajes de esta pieza, aún así,
seguimos viviendo en un mundo rodeado y dominado por las apariencias y la frialdad. Es por eso que "El
jorobado de París” resulta un mensaje brutal y hermoso, (al igual que las
características contradictorias de su principal protagonista) para las formas
sociales y las relaciones humanas que aún hoy compartimos y edificamos desde
nuestra sencilla cotidianeidad.
Viviana Cipolla
Corresponsal de Espectáculos “La fama es puro cuento”
Enero 2013
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